martes, 3 de septiembre de 2013

Mobilitzacions pel conveni del metall


Aquesta tardor tornarem a la mobilització social i
jurídica al sector del metall per exigir el
compliment dels acords signats



La FI.CCOO.CAT s’havia marcat el mes de juliol com a data límit per
resoldre el pagament de les revisions salarials pendents de 2012 i per
tancar l’acord d’increment salarial per als anys 2013-2015 al qual ens
vam comprometre en l’acta d’acord de la comissió negociadora del
Conveni del metall de Catalunya del passat 17 de maig.
Lamentablement, només ha estat possible tancar l’acord de forma plena
en l’àmbit provincial de Tarragona, havent avançat de forma insuficient
a Girona i Lleida, i sense cap mena de moviment a Barcelona.
La proposta sindical de flexibilitzar el deute salarial i pagar-lo en quatre
terminis, acompanyada per l’aplicació dels II AENC en matèria
d’increments salarials, ha estat considerada insuficient per a les
pretensions de les patronals de Barcelona, Girona i Lleida, tot i que és
una proposta molt moderada i flexible en termes econòmics.
L’actitud obstruccionista i oportunista de la patronal ens aboca novament
al conflicte. La FI.CCOO.CAT no pot mantenir un escenari de negociació
quan la contrapart, lluny d’intentar arribar a uns acords raonables en les
circumstàncies actuals, se situa intencionadament en la dinàmica del tot
és insuficient. S’estimen més el conflicte que la pau social.
Després d’analitzar detalladament la situació,  el Secretariat de la
FI.CCOO.CAT ha acordat convocar els òrgans de direcció de la
FI.CCOO.CAT, Comissió Executiva i Comitè Federal, el proper 4 de
setembre, per concretar la convocatòria d’assemblees de delegats i
delegades del sector del metall de CCOO a  totes les comarques de
Catalunya a partir de mitjan mes de setembre. En aquestes assemblees
s’explicaran els termes de les demandes jurídiques de conflicte col·lectiu
que presentarem per reclamar el pagament de les revisions salarials
pendents de 2012 i l’actualització de les taules salarials; així mateix,
haurem de replantejar les nostres propostes d’increments salarials i
articular els processos de mobilització adients per tal d’aconseguir-ho.

Las exportaciones no nos salvarán



También por el lado de la oferta, otra política es necesaria

Muchos economistas y empresarios, llevados por la buena evolución de las exportaciones, la positiva evolución del empleo durante los meses de verano y por una cierta dosis de cansancio de crisis, anticipan ya el final de la recesión y una rápida recuperación económica. Yo no comparto esa visión positiva. El crecimiento será muy anémico por un tiempo aún largo.
Los economistas, de manera muy simplificada, identificamos dos fuentes de crecimiento de la producción: crecimiento por expansión de la demanda y crecimiento por expansión de la oferta. Obviamente esto es solo una simplificación teórica, porque al final oferta y demanda cuadran perfectamente.
 Un impulso por el lado de la demanda fue la base del crecimiento en los años del milagro español, de 1996 a 2008. Se trató de crecimiento fundamentado en una expansión del crédito y del endeudamiento privado sin precedentes, que acabó bruscamente cuando estalló la crisis financiera internacional.
 A fecha de hoy, endeudamiento del sector privado es aún elevado y, a esto, se suma un sector bancario con serios problemas para otorgar crédito, incluso a las empresas más solventes. Y sin crédito, el crecimiento vía mayor consumo e inversión será escaso. Por supuesto, el sector público no va a asumir este papel motor de la demanda, es más, quizás aún actué en dirección contraria. Sin una reactivación del crédito, será difícil ver un impulso de la demanda nacional y lo fiaremos todo a la demanda externa.
 El problema es que las exportaciones, aunque van bien, no consiguen tirar del resto de la economía. A pesar del buen comportamiento de las exportaciones, éstas no están tirando de la industria y, más en particular de la industria manufacturera. Las exportaciones de bienes crecieron un 8,6%, en 2011, 2,4% en 2012 y un 9,7% en lo que llevamos de 2013. Por su parte, la industria de manufacturas creció un 1,3% en 2011. Pero ésta cayó un 1,1% en 2012 y un sorprendente 2,7% en lo que llevamos de 2013.
 Parece que nuestro sistema productivo tiene serias dificultades para poner a funcionar a pleno rendimiento aquellos sectores que podrían tirar de la economía. No tenemos locomotoras. No hay sectores tractores del resto de la economía.
 La otra fuente del crecimiento es el impulso por el lado de la oferta, es decir, vía aumento de la productividad. Es bien conocido que España ha vivido con un problema de baja productividad muchos años. Y la productividad de los factores es la base del crecimiento económico a largo plazo. Cuando la productividad crece –en general- crece la economía y crecen, por ejemplo, los salarios reales. De hecho y al contario de lo parece, es la productividad lo que marca la evolución de los salarios y no al revés. Un país más productivo tendrá salarios más altos.
 La productividad aparente del trabajo (medido en productividad por hora trabajada) en el periodo 1980-1995 creció un promedio del 2,0% anual. En ese periodo la economía creció un 2,4% anual y los ocupados un 0,4%. Esta productividad se desplomó en el periodo 1996-2008 y tan solo creció un 0,5% anual. Por su parte, la economía creció un 3,5% anual y el empleo un 3,0%. Esta fue siempre una preocupación de los años del “milagro económico”: crecíamos sin productividad. Pero para ser honestos, dado que se creaba mucho empleo, fue una preocupación más retórica que otra cosa.
 Y, dado que la base del crecimiento a largo plazo es la mayor productividad, ¿qué medidas se pueden tomar? En general, las recomendaciones son de tres tipos:
  1. Invertir en capital humano, es decir, mejorar la educación y formación de los trabajadores. Pero como es bien sabido la política actual de austeridad y recortes va en dirección contraria. Se está recortando el gasto en educación.
  2. Invertir más en capital productivo e infraestructuras: La inversión en capitalproductivo (formación bruta de capital, pero sin vivienda) se encuentra en niveles mínimos históricos. De hecho, los años 1984 y 2012 marcan el mínimo de la serie con una ratio de inversión sobre PIB de 13,4%. Una ratio “normal” para España está en el 16-17% del PIB. Las empresas parece que no están invirtiendo más, posiblemente porque no están seguras de la recuperación económica.
  3. Invertir en I+D+i. La idea es que las nuevas tecnologías ayudan al desarrollo tecnológico del país y esto hace más productivo a los trabajadores. Igualmente está inversión se está reduciendo, en parte por los menores fondos públicos para este sector, pero también por falta de visión de nuestro sector empresarial privado.
Adicionalmente, se podría añadir un punto más:
4.  Apostar por los sectores e industrias de mayor valor añadido. Esto es el famoso “cambio de modelo”, del que tanto se habló en con el anterior Gobierno socialista. La estrategia consiste en apostar e impulsar sectores con más valor añadido –a priori-, para conseguir una economía más productiva.
Los puntos 3 y 4 son recomendaciones clásicas de la política industrial. En otras palabras, España necesitaría una política industrial activa, algo que tampoco está en la actual agenda de la política económica.
Durante los años de la crisis la productividad aparente del trabajo está creciendo a un ritmo un 2,2% anual en promedio. Desafortunadamente la mayor productividad es fruto principalmente de la destrucción del empleo y no un uso más eficiente de los recursos. Y hay una explicación teórica para que esto sea así: a corto plazo, la destrucción de empleo implica un aumento del capital productivo disponible por trabajador, lo que provoca un aumento de su productividad. Y España ha destruido un 18,3% del empleo desde los máximos de 2008.
Por eso veo complicado una rápida recuperación económica, tanto del crecimiento como del empleo. Por el lado de la demanda, persiste el problema del fuerte endeudamiento, unido a un sector financiero muy tocado. En estas condiciones no será fácil ver un fuerte crecimiento del consumo o de la inversión. Y, por ahora, el tirón de las exportaciones no parece suficiente. Y por el lado de la oferta, más allá de una recuperación coyuntural  de la productividad vía destrucción de empleo, no se está apostado por aquellas políticas que pueden aumentar la productividad y generar crecimiento económico a largo plazo.